POR: JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO
Después de todas las vicisitudes que se han vivido en Aerocafé y cuando tenemos por fin un gobierno nacional que le apuesta sin reatos a la construcción de la obra, nos encontramos con una paradoja que, si no fuera porque la vivimos tan de cerca, creeríamos que es imposible: la administración de Carlos Mario Marín fungiendo de enemiga del proyecto y de mayor foco de dilación en la toma de decisiones.
Desde que asumió la administración Espejo, hemos sido víctimas de toda clase de aberraciones, desafueros, ilicitudes, nepotismo, actos de corrupción, atropellos y demás comportamientos que se han denunciado oportunamente. Pero nunca esperábamos que desde el piso 16 de la alcaldía de Manizales se pudiera tramar este obstáculo para el cierre financiero del aeropuerto. Todo lo relacionado con Aerocafé ha tenido que ser rogado a este alcalde; todo lo que está a su alcance, ha sido torpedeado mediante su silencio, su indiferencia, su indolencia y su pedantería; y todo lo que se ha requerido, y que de él ha dependido, ha sido un tropiezo enorme.
¿Cuál será su verdadera intención? ¿Acaso lo están manipulando desde la tierra de su mentor? ¿Habrá recibido la orden de volverse un palo en la rueda de Aerocafé? ¿Les dolerá que en este proyecto tampoco puedan dominar ni meter sus manos? ¡No señor! Manizales no puede seguir desperdiciando sus oportunidades, ni los dirigentes pueden seguir mendigándole a un alcalde que ha demostrado no tener sentido de pertenencia por su ciudad. Por el contrario, hay que exigirle que se dedique a gobernar para Manizales y no para una familia; que sus decisiones sean por el bien común, y no para las pretensiones codiciosas de unos pocos que lo rodean, dominan, mandan y lo exponen a terminar entre rejas; y recordarle que en lo público es tan grave el abuso como la omisión, y que él está omitiendo gobernar, ejecutar el presupuesto, hacer inversiones, desarrollar proyectos y ejercer sus funciones.
El saliente diputado Juan Sebastián Gómez, señaló al municipio de Manizales como el peor socio del aeropuerto; y no le falta razón, pues mientras los Gobiernos Nacional y Departamental se la juegan toda por su construcción, el gobierno municipal se esconde, dilata la firma de convenios, rehúsa asistir a los Consejos Directivos, y los escasos recursos que deberá aportar el municipio con vigencias futuras, solo fueron presentados al Concejo Municipal el 12 de noviembre de 2020. Sabemos que el gobernador es el presidente del consejo directivo, y esta situación le impide al alcalde Marín tener la vitrina mediática que quisiera, pero no puede perder de vista que este es un proyecto estratégico en el que Infimanizales ha invertido millonarios recursos, y que requiere del empoderamiento y acompañamiento de todos los socios, pues solo así podremos continuar con la voluntad de la Nación y su participación en el desarrollo del proyecto.
No se entiende la apatía del alcalde cuando Manizales recibirá los mayores beneficios con la construcción del aeropuerto: incremento del turismo, acercamiento de inversionistas industriales y comerciales, comunicaciones seguras e inmediatas con el mundo, agilidad en los negocios, posibilidad de realizar eventos y convenciones mundiales, etc. En pocas palabras: desarrollo y progreso. Por eso necesitamos que el mayor beneficiado asuma con propiedad el proyecto, y con el sentido de pertenencia que un alcalde responsable asumiría la obra más importante en la historia de la ciudad.
Alcalde Marín: el capo Espejo no puede seguir rigiendo nuestro destino. Nos están armando un alumbrado navideño que es el recicle del alumbrado de Pereira; desde esa ciudad nos cubren los cargos más importantes en las entidades descentralizadas; nuestros prohombres se alían con la clase dominante pereirana para hacerle oposición a Aerocafé; y usted guarda un silencio cómplice que ya no sabemos si es producto de su incapacidad, ignorancia, o complicidad con los enemigos del proyecto. Usted fue elegido por los manizaleños para que trabajara por su municipio; sus omisiones le han entregado el poder a esos enemigos que hoy se enriquecen, mientras Manizales se destruye. ¡Si no es capaz de gobernar, dimita! Eso sería lo más honesto con la ciudad que lo eligió.
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