POR: JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO
Lo que vemos hoy en el departamento de Caldas es increíble: un gobernador joven, actuando con sindéresis, aplomo, serenidad, conocimiento, dedicación y nobleza; y una oposición mínima haciendo alarde de ignorancia, mezquindad, golpes bajos e intervenciones sin argumentos ni profundidad. Me refiero a la oposición que ejerce el diputado Camilo Gaviria Gutiérrez a través de intervenciones insulsas, que parecen obedecer a recados y encargos de un grupo de enemigos de Caldas que lo están utilizando para que él prenda la mecha, y ellos abren los espacios en algún sector de la prensa nacional, desde donde creen poder seguir truncando nuestro desarrollo.
El diputado Gaviria se convirtió en uno de los mayores enemigos de Aerocafé, y venía haciendo un trabajo aparentemente solitario para interponerse en su realización. Hasta que quedó al descubierto el verdadero fondo del asunto sobre el cual, por estar colmado de intereses personales o familiares, debería declararse impedido.
En una reciente columna del citado diputado, en la que se opone a la construcción por etapas del Aeropuerto, dice: “En los últimos años me he reunido con exalcaldes, exgobernadores, exministros, expresidentes y otras personalidades que de alguna u otra manera han estado involucradas en el proyecto de Aerocafé. Esto me ha permitido tener diversos puntos de vista…”. Es decir: ¿sus argumentos están basados en versiones de oídas de esos personajes, y no en la verdad documentada? Pregunto entonces:
¿El expresidente es acaso César Gaviria Trujillo, su familiar cercano, enemigo acérrimo de Aerocafé y quien, junto con su hijo Simón, se han encargado de truncarlo o de negarle cualquier tipo de apoyo? ¿El exministro es acaso Germán Cardona, mayor enemigo del proyecto (y de los intereses caldenses) y para quien el sitio ideal del Aeropuerto (“según se lo dijo un piloto amigo”) es la zona del kilómetro 41 donde su familia tiene vastos intereses? ¿El exgobernador y exalcalde acaso no es el mismo Germán Cardona quien ha ocupado los puestos de mayor relevancia en el gobierno nacional y nada ha hecho por la región y la ciudad? ¿Una de las personalidades no es, por ejemplo, Guillermo Trujillo Estrada, quien durante años ha estado al servicio de los intereses de Pereira y de su amigo Luis Carlos Villegas y la casa Gaviria?
¡No, Camilo! Yo fui su compañero en la campaña para la Gobernación de Caldas y compartimos varios escenarios. Nuestra relación ha sido respetuosa, con altura y, de mi parte, con toda la sinceridad y franqueza. No obstante, le digo públicamente, y con el mayor respeto, que me siento decepcionado, traumado y desilusionado. Usted tiene que asimilar que fuimos derrotados en el empeño por llegar a la gobernación de Caldas y que hoy, en su calidad de diputado, está obligado a pensar en el departamento antes que en sus intereses personales, rencores o desilusiones. Usted bien podría, desde la Duma, hacer crecer este departamento de la mano de un buen gobernante.
No pretendo su silencio. Lo que quisiera es una oposición racional, estudiosa, fundamentada y sustentada en documentos, y no en los intereses de los mayores enemigos del departamento. Mal hace Usted al servir de caja de resonancia de intenciones oscuras de quienes se han lucrado de Aerocafé durante años y hoy, que ya no pueden hacerlo, lo muestran como un elefante blanco. ¿Por qué no dicen que esa obra fue gestada por ellos mismos y amamantada mientras la podían explotar para su conveniencia?
Mucha tinta se ha derramado sobre Aerocafé y yo he revelado parte de la verdad. Y no basado propiamente en versiones de ex funcionarios malvados. Tengo la historia real del Aeropuerto en documentos auténticos que, cuando han salido a la luz pública, sus amigos se han encargado de impedir el despliegue mediático que hoy le dan a sus versiones acomodadas. ¡Por eso sé de lo que hablo! No entre a formar parte de esa doble moral de los líderes caldenses, Camilo. Usted tiene juventud y, si quisiera, un futuro qué construir al rededor de la verdad y las buenas costumbres. No se convierta en otro de esos enemigos malvados que han asolado nuestro departamento. ¡Caldas espera más de Usted!
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