POR: JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO
Carlos Mario Marín sigue haciendo demagogia. Solo que ahora se está llenando es de enemigos por cuenta de su evidente ineptitud, su claro desconocimiento de la cosa pública, y el incumplimiento sistemático de las promesas hechas en campaña. Si su capacidad para gobernar se acercara tan solo un poco a su capacidad para disgustar y decepcionar, Manizales estaría a buen resguardo. Pero no; en solo 73 días tiene pleitos pendientes con la salud, con los transportadores, con los comerciantes de la noche, con los empleados de su administración, con las juntas directivas de los institutos descentralizados, con el Concejo de Manizales y hasta con su propio gabinete. Y, lo peor, ¡no da la cara! Es un alcalde en la sombra cuya prioridad es la vitrina nacional desde Asocapitales, y parece que poco le importan los problemas de la ciudad que juró gobernar con transparencia, eficiencia y rectitud.
Tiene además un punto de honor que ha colocado por encima de sus obligaciones como gobernante: la destrucción de Tierra Viva y el triunfo personal en su lucha absurda contra un proyecto que día a día va ganando más espacios en los tribunales. Seguramente tenía preparado un espectáculo para el próximo lunes en compañía del procurador Carrillo Flórez (quien también está en campaña política), pero fue cancelado supuestamente por la pandemia del coronavirus, coincidiendo con la decisión del Tribunal Administrativo de Caldas, del miércoles pasado, de no reponer la decisión sobre medidas cautelares en Tierra Viva, y el rechazo de plano de la solicitud de nulidad presentada por el nuevo apoderado del municipio de Manizales, quien está haciendo todo lo posible para que se condene a su representado, sin tener en cuenta que el proceso iba bien fundamentado, argumentado y probado. ¿Alguien entiende?
Es el mundo de lo absurdo. Un alcalde que encuentra un proceso en el cual fue protagonista como concejal y ejerció como contraparte del municipio, hoy tiene que afrontarlo como primera autoridad y encamina sus esfuerzos a buscar una condena multimillonaria que tendríamos que asumir todos los manizaleños. Aquí, además de un notorio conflicto de intereses, existe la irracionalidad de un ser pequeño quien, tratando de ganar una puja politiquera, arriesga el patrimonio público de una forma descarada e irresponsable. Tal vez se siente muy seguro porque en su absurda lucha lo acompaña el máximo representante del Ministerio Público quien, repito, está igualmente en campaña política; pero a medida que avanza el proceso, el propio Tribunal Administrativo va encontrando la motivación jurídica que les da la razón a quienes procedieron con base en la ley, y despoja de cualquier posibilidad a una administración que ha actuado soterradamente tratando de que entidades como Corpocaldas y Aguas de Manizales modifiquen su posición inicial, proponiendo una alianza corrupta que, por fortuna, no ha tenido eco.
Alcalde: esta es la enésima vez que lo menciono en este espacio en lo que va corrido de su administración. Créame que no quisiera hacerlo, pero tanta incoherencia, tanta arbitrariedad, tan inmensas y onerosas consecuencias por sus actos, y su poca disponibilidad para afrontar públicamente los problemas, está llevando a esta hermosa ciudad a un estado de zozobra que simplemente no merecemos. Fue Usted muy insistente con la administración anterior para pedirle que, en Tierra Viva, revocara las licencias expedidas en legal forma; ¡revóquelas Usted ahora! Ya tiene el poder y la forma para hacerlo. ¿Le teme a las consecuencias? ¡Claro! Porque sus posiciones de campaña fueron efectistas, populistas y sustentadas en la falsedad. Lo mismo que las que utiliza hoy para continuar en una campaña política, al lado del Procurador, y que están disminuyendo la confianza de los manizaleños en sus gobernantes. Usted fue elegido para gobernar a Manizales y cualquier acción u omisión tiene graves consecuencias. Al igual que las tiene, en el ámbito personal y tal vez penal, tratar de manipular procesos judiciales o trastocar argumentos para buscar una condena al municipio que Usted representa, en aras de un triunfo que le daría los réditos que más le importan: ¡la rimbombancia y la vitrina!
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