POR: JORGE ERIQUE PAVA QUICENO
“Responsabilizó (sic) a la @UNPColombia por lo que me pueda suceder en el recorrido que estoy realizando en Antioquia. Tuve que dejar un carro a mitad de camino por falta de combustible. La UNPColombia pone en riesgo la vida de quienes somos firmantes de La Paz.”.
El anterior es un trino de la fariana Victoria Sandino, en el cual se victimiza y pretende inculpar a la Unidad Nacional de Protección por sus imprevisiones, cicatería, descaro y conchudez. ¡No faltaba más! Ahora, además de pagarles millonarios sueldos en el Congreso de la República; de sostenerles inmensos esquemas de seguridad personal; de cobijarlos con la más descarada impunidad por sus aberrantes crímenes; de haberlos premiado con un sitial privilegiado dentro del país que durante años inundaron con ríos de sangre inocente; y de llenarlos de inmerecidas comodidades, tendremos que sostenerles su vida de oligarcas, millonarios excéntricos, ricos ostentosos y derrochadores de capital. ¡Qué tal!
Los congresistas en Colombia gozan de privilegios orientados a garantizar su seguridad, sus desplazamientos en las actividades políticas, y soliviar el ejercicio de sus funciones. Hace algunos años, eran beneficiarios de unos bonos de combustible para sus vehículos, lo cual quedó revaluado por excesivo, injusto, descarado y oneroso para el Estado. Hoy, precisamente quienes critican en público este tipo de derroches e injusticias, pretenden que se les dote nuevamente de ellas so pena de inculpar al Estado por supuesta negligencia. ¿Esto será lo que llaman justicia social? ¿Este será el derecho a la igualdad que dicen defender?
No, señora Sandino: ¡No sea descarada! Usted está ocupando una curul en el Senado de la República gracias a las trapisondas y triquiñuelas de su aliado Juan Manuel Santos y a que en este país se premia a los peores criminales con los mayores trofeos. Pero los colombianos tenemos un límite; a quienes nos duele de verdad esta patria nos ofende que ustedes sigan acribillándonos con sus comportamientos prepotentes, díscolos y desaforados; quienes hemos sido víctimas de las bajezas inhumanas de ustedes, estamos saturados de ver cómo día a día tratan de seguir desestabilizando el país a través de la vileza y los comportamientos despiadados; a quienes nos tocó vivir en una Colombia sin norte, acorralada, secuestrada, oprimida y asediada por ustedes, sabemos de lo que son capaces y no podemos olvidar su falta de escrúpulos y el exceso de crueldad que por años sufrimos en todos los rincones del país. ¡No más! No exija más privilegios y, mucho menos, no pose de víctima que ese cambio de roles no le queda nada bien. Colombia sabe muy bien quienes somos las víctimas y quienes los victimarios.
¿Habrá que recordarle a la señora Sandino los campos de concentración que implementaron en las selvas colombianas; el reclutamiento y violación de niñas inocentes; los múltiples secuestros; los miles de asesinatos de colombianos; el tráfico de estupefacientes; los atentados terroristas; los mutilados con minas antipersonas; y las violaciones de derechos humanos que sufrimos durante décadas? ¿Habrá que recordarle además que hay una Colombia que aborrece la impunidad que ostenta y el descaro del que hace gala? ¿Habrá que enrostrarle que siguen aprovechando una fortuna inmensa que no han devuelto como se comprometieron? ¿Habrá que recordarle que esa fortuna proviene del secuestro, el narcotráfico, las extorsiones y toda una vida delictuosa?
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Y mientras tanto… el brazo académico-petrista del comunismo en Colombia, Fecode, entró en un paro de 48 horas con unos propósitos desconocidos, enigmáticos e incomprensibles. Parece obedecer a la misma estrategia de Sandino de reclamar privilegios desbordados mientras sus aportes son mínimos. Porque este es un gremio que goza de condiciones envidiables y donde campea la mediocridad, la falta de preparación y el desapego por su verdadera misión. Y aunque hay docentes rescatables, encomiables y éticamente dignos de exaltación, existe una gran mayoría que no pasaría unas pruebas elementales de conocimiento, vocación y capacidad. De ahí que se nieguen a ser evaluados y que la educación en Colombia esté cada día más degradada y convertida en un foco de adoctrinamiento comunista orientado por quien promueve el paro de hoy: Fecode.
JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO
C.C. 10.259.699 DE MANIZALES
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