POR: JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO
Y nada que arranca el gobierno verde en Manizales. Hacía mucho tiempo que en la ciudad no se sentía un vacío tan grande ni tanta zozobra dentro de la administración municipal. Los días van pasando y se convierten en los peores verdugos de un alcalde que cada vez parece más encartado y se ve envuelto en las consecuencias de sus propios actos, siempre rodeados de alharaca, bullicio y espectacularidad, pero cero efectividad. Y en cada montaje en redes de nombramientos a cuenta gotas; de acciones banales que le puedan reportar visibilidad; de decisiones particulares demagógicas o infundadas; de anuncios intrascendentes con los que busca protagonismo; va quedando en evidencia la improvisación, el desconocimiento de lo público, la ignorancia de ciudad y la falta de visión para gobernar. ¡Pobre Manizales!
Y como sé que saldrán los defensores de oficio a reclamar porque el Alcalde solo lleva 38 días de mandato, y además es un alcalde joven e inexperto, me adelanto a contestarles que no son solo 38 días, pues Carlos Mario fungió como concejal durante los últimos cuatro años y debería estar enterado de la realidad de su ciudad, ya que es en el concejo donde se hace el control político, y es a los concejales a quienes todas las secretarías y entidades descentralizadas les rinden cuentas. Se supone entonces que Carlos Mario debe tener un conocimiento de la ciudad tal, que le permita enfrentar los puntos críticos y hallar las soluciones pertinentes. Pero hoy se percibe lo contrario y los problemas se acrecientan, y mientras más se tarde en encontrar soluciones, más perderá el control de la situación.
Carlos Mario debería saber que en lo público se tiene que actuar rápido y que por eso existen facultades especiales de contratación en casos específicos. No es posible que la secretaría de salud, por ejemplo, esté paralizada por falta de decisiones administrativas; con la salud no se juega y las consecuencias de las omisiones tienen las mismas connotaciones jurídicas que las acciones indebidas. El no hacer en lo público es penalizado, precisamente porque se supone que los funcionarios son competentes para sus cargos y tienen unas obligaciones específicas que son de perentorio cumplimiento. Ver, en otro ejemplo, cómo la maleza de las zonas verdes, separadores viales y jardines a cargo del municipio se están devorando la ciudad, da tristeza y deja mucho qué desear, pues Manizales se ha caracterizado por ser esa ciudad bella, organizada, estética y visualmente amable y duele que, por inoperancia, se pierda esta vocación.
No ha dicho nada hasta ahora el alcalde de los dineros que tienen los transportadores y que le pertenecen a la ciudad. Sé que es un tema difícil y peligroso, pues son millonarios recursos los que reposan en los bolsillos de los transportadores y las espinas de este sector son muchas veces mortales. Pero serían un gran alivio para las finanzas del municipio y hasta podrían ser la solución para el aporte que debemos hacer para la implementación de un eficaz sistema de transporte. Y como el alcalde es el único que puede, mediante un acto administrativo, ordenar la recuperación de estos dineros, se requiere que asuma una posición al respecto y le cuente a la ciudadanía qué acciones piensa ejercer para zanjar esta situación. No es precisamente atropellando los intereses de los transportadores, negándoles el incremento a la tarifa, como va a encontrar el alivio que necesitamos; es actuando como alcalde como lo hallará. Es procediendo a ejecutar sus funciones a cabalidad, independientemente de los callos que deba pisar y las lesiones patrimoniales que deba causar a quienes se han aprovechado de nuestros recursos con total descaro e impunidad.
Alcalde: el pueblo masivamente depositó la confianza en Usted para regir los destinos de Manizales, y debería actuar con prontitud antes de que se le acabe de salir de sus manos la gobernabilidad; o antes de que sus omisiones causen lesiones graves que conduzcan a una destitución o medidas disciplinarias. ¡Necesitamos que empiece a gobernar!
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Pronto miraremos a Luis Carlos Velásquez en la gobernación.
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